miércoles, febrero 21, 2018
El miedo que come.
Para ser exacta tengo tres días, que he llorado amargamente. Siento mi corazón destruido, siento que mi vida no tiene juicio. Estoy terriblemente sola, a quien le podría contar que me siento tan triste. Con quien compartir que no tengo fuerzas, que he tocado fondo. Me convertí en una persona perdida, mi cabeza no me da para más. Todos mis sueños de construir una familia, se han caído. Yo de verdad lo intente, vine a una nueva ciudad, con la ilusión de haber encontrado un hombre con el cual compartiría mis emociones, me pareció tan bien la idea de renovarme de construir eso que tanto he añorado desde niña, una familia. Vine como un torbellino llena de felicidad, ilusión, amor, con una fuerza enorme. Lo intente de verdad lo intente. Hoy solo me queda el recuerdo de esa fuerza que había dentro de mi. Tengo mucho miedo, tengo mucha tristeza, por que no se que hacer. Me duele mi cuerpo, me he agotado tratando de darle una oportunidad a esta relación. Una y otra vez, he caído y me he levantado, me sacudo, le sigo apostando mi tiempo, mi esfuerzo, mis sueños, el amor destruido que queda. No hay progreso, solo observo, lloro, y me autodestruyo cada vez más. Muero de miedo.
domingo, febrero 18, 2018
Propósitos.
No, no es tan fácil seguir las convicciones. Decidí este año reencontrarme. PRIMER PASO: conocerme de nuevo, me he visto en el espejo y no me he reconocido. Mi cara es distinta, mis ojos están perdidos, tengo arrugas, tengo el cabello largo, tengo canas, me veo menos morena, ya no tengo brillo. No soy yo. Es alguien que no me suena familiar. -¡¿Qué ha pasado conmigo?!.- no lo se, simplemente no me encontré.
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