domingo, febrero 01, 2015
Una de hormigas...
A diferencia de las demás hormigas, esta tenia un brillo especial. Era una que resaltaba del fondo del hormigal. Soñaba con un día llegar a lo alto del roble, y ver que había sobre la tierra, mirar y sentir el aire mover sus antenas. Estaba cansada de sentir que las horas pasaban sin sosiego. Su corazón era enorme, pesaba tanto que su pequeño cuerpesillo caminaba más lento, tenia que estirar mas sus brazos para cargar las hojillas de los alerces. Cada noche antes de acurrucarse en su canaleta, miraba bajo el lumbral de la noche pequeñas luces que se colaban entre las ramas, seguro era la luz de las estrellas, que le daban color a sus cachetes regordetes, cerraba sus ojos; podía sentir el frió de la noche en cada fibra de su piel, soñando y respirando el olor a humedad. Un día sin miedo, se aparto de la parvada, y decidió subir el roble, caminar sobre sus costras, sus ramadas. Así pasaron días, para que la hormiga llegara al follaje mas alto, y pudiera escuchar cada vez mas de cerca el canto de las aves, el susurro de los búhos y el fresco de la mañana. Cuando sintió el aire en sus antenas, supo que lo había logrado, vi la ciudad entera despertar, saludó al cielo; su corazón vibró, emocionada alzo sus patitas, y poco a poco cayo, entre hojas y lianas, la hormiga cayo hasta el inicio de las raíces del roble, desplomada sobre la tierra, abrió los ojos y SONRIÓ.
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